Belleza

La belleza detrás de la mastectomía

miércoles 1, octubre 2014 - 5:41 pm

La historia de tres mujeres que lucharon contra un diagnóstico de cáncer de mama y lo vencieron. Revista VIDASANA y District Mag descubrieron con estos testimonios que la belleza, la alegría y el positivismo es posible, aún si de vivir sin senos se trata.

PORTADA38

La nueva portada de VIDASANA tiene a tres mujeres sobrevivientes del cáncer de mama. Todas ellas, han pasado por una mastectomía. Fotografía en colaboración con District Mag.

La nueva edición de la revista VIDASANA tiene en portada a tres espectaculares mujeres, tres grandes sonrisas, tres miradas llenas de ilusión y sobretodo tres historias que revelan la vida detrás de una mastectomía.

publicidad

En términos médicos, la mastectomía, se refiere a la extirpación de uno o ambos senos, ante enfermedades como el cáncer de mama.

“Lo más difícil es el choque psicológico que representa, porque tenemos la idea de que todas las mujeres nacemos con el cuerpo completo y este factor es bastante intolerable para ellas”, explica Nidia Polanco, psicóloga de la fundación No te Rindas.

Pero, ¿Qué tan preparada puede estar una mujer para someterse a esta cirugía? , ¿Se deja de ser femenina sin senos?, ¿cómo lo afrontará la pareja? Esta y muchas interrogantes pasan en la cabeza de las millones de pacientes diagnosticadas con cáncer de mama en etapas avanzada, “porque un diagnóstico temprano puede evitar la mastectomía”, aclara el oncólogo Fidel Campos, sin embargo, hay cánceres agresivos, que al igual que muchos otros, empieza con la sensación de una “bolita” en el pecho. Como son los casos de Mauxy, Ceci y Leiden.

Las historias

  • Mauxy Bonilla
  • 49 años
  • Mastectomía completa en un seno y en la mitad del otro.
dos

“Que le quiten la mama al final, es lo de menos. Una mujer es mucho más que senos y cabello”.
Mauxy Bonilla.

A primera vista, la mirada y sonrisa de Mauxy contagia a quién esté a su alrededor. Imposible detectar que detrás de esa personalidad tan risueña haya una gran historia de sobrevivencia. Específicamente porque a ella le daban un mes de vida después del diagnóstico.

La historia de Mauxy empieza tres años atrás, cuando empieza a notar que uno de los dos senos se empieza a deformar, haciéndose más pequeño y más pequeño. Cuando consultó con un oncólogo ginecólogo, él le dijo que no se preocupara, que eso era un tumor a causa de la menopausia, “y vengo y le creo… siete meses de mala praxis con un medicamento que lo que hizo fue fortalecer el cáncer”.

Al consultar con otro doctor y someterse a una biopsia, el diagnóstico fue cáncer. “Ese día lloré y lloré…”, confiesa Bonilla.

Inmediatamente comenzó el tratamiento. Y una de las primeras medidas a tomar para combatir el cáncer era extirpar completamente la mama dañada, conocida como mastectomía.

El objetivo de esta cirugía es eliminar tanto cáncer como sea posible, de acuerdo con la Asociación Americana del Cáncer.

Cuando Mauxy sabía que una de las soluciones para quitar el cáncer era eliminando un seno, su respuesta fue: “quítenme los dos. Yo quiero vivir”.

No fue tan radical. Aunque con el paso del tiempo le tuvieron que quitar la mitad de la otra mama. Eso sí, después de la mastectomía, el tratamiento de un mes de quimioterapia fue devastador y el diagnóstico mucho peor: podría morir en un mes si su cuerpo no reaccionaba a los medicamentos.

En una familia con antecedentes de cáncer, bisabuelas y abuela con cáncer de mamá, aunque no la madre, Mauxy con tres hijos pequeños y un esposo a su lado, comenzó la lucha contra uno de los cánceres más mortales para las mujeres.

“Mi esposo fue vital para la recuperación y debo decir que pertenece al 10% de los hombres que no abandonan a su pareja durante este proceso; es triste, pero muchas mujeres sufren por este factor, incluso algunas pierden la batalla”, comenta.

“Que le quiten la mama al final, es lo de menos. Una mujer es mucho más que senos y cabello.

En el mismo momento de la mastectomía, a Mauxy le hicieron le colocaron el implante, más adelante tendría que someterse a otra cirugía para que sus dos pechos luzcan igual, sin embargo, ella no lo considera necesario. “Realmente no se nota la diferencia”, explica con una gran sonrisa.

¿Fue difícil tomar la decisión de vivir sin senos?

“Yo quería que me quitaran todo, quería vivir”, dice Mauxy. La vida después de una mastectomía sigue y, al menos que uno lo cuente, la gente se entera, es algo que solo yo sé. Y hay más de lo que dar gracias después de eso, afirma.

“Con una cicatriza más o una cicatriz menos, la vida vuelve a ser normal”, dice.

Sin embargo, Mauxy nos confiesa que ella a pesar de lo agresivo de los tratamientos, nunca dejó de sentirse fea, “yo me maquillaba, me ponía pestañas postizas y ahora trabajo en un proyecto para ayudar a que más mujeres en esta etapa tengan acceso a este tipo de cosas, charlas de maquillajes, pelucas nuevas y charlas de autoestima, por ejemplo, son algunas de las labores que realiza.

  • Cecilia de Escobar.
  • 35 años
  • Mastectomía completa en ambos senos.
cuatro

“Aún no me siento capaz de reconstruirme los senos. Simplemente no lo estoy”.
Cecilia de Escobar.

Dicen que cada cáncer es diferente. Unos más agresivos que otros, unos necesitan poca quimioterapia, otros más radiación, hay unos incluso, que solo con quimioterapia pueden eliminarse. También dicen que el éxito para curarse del cáncer dependerá del primer doctor que lo vea. En el caso de Cecilia, su cáncer es completamente diferente al de Mauxy y al de Leiden, aunque similares en algunos puntos.

La sospecha del cáncer de Cecilia es de hace dos años. Comenzó sintiendo una bolita cerca del área axilar y un extraño dolor en todo el brazo derecho. Su ventaja era tener un oncólogo que había tratado anteriormente a una bisabuela, por lo que la extraña bolita en un primer instante, al doctor se le hizo sospechosa. Después de una biopsia negativa que no lo conformó, solicito una biopsia abierta en el Instituto Nacional del Seguro Social para determinar exactamente que era. Fue un hecho. Era un tumor canceroso de tres centímetros.

Antes de la operación, había que reducirlo con ayuda de quimioterapias. Después de ocho de ellas, el tumor no se lograba reducir, al contrario, su brazo se había inflamado y estaba a punto de perderlo. Había que operar lo más pronto posible. Finalmente le extrajeron los ganglios, que resultaron ser negativos y el tumor que no se reducía ahora parecía carbón.

Cuesta creer que detrás de esa personalidad tan positiva hayan pasado diferentes obstáculos. A Cecilia en un intervalo de un año le habían realizado la mastectomía para extirpar ambos senos, perdió la movilidad del brazo derecho y le diagnosticaron metástasis en la piel y a través de una resonancia magnética hecha en el Centro Internacional del Cáncer le detectaron metástasis en el cerebelo.

Otra cosa que dicen es que el cáncer les da a las personas valientes y puede que sea cierto, Cecilia es prueba de ello, su hijo de siete años, su esposo, Dios y su familia han estado ahí para superar esta prueba. Una prueba que anteriormente su esposo vivió en 1994 con su hermanito que murió de cáncer.

Ver a Cecilia, es realmente motivador. Sus ojos irradian alegría, su corto cabello creciendo es señal de esperanza y su sincera sonrisa nos enseña una verdadera lección de lucha y valentía.

Confiesa que aún no está preparada para una reconstrucción de senos. “Simplemente no me siento capaz por el momento. Yo era talla 38, tenía un busto grande. Después de la mastectomía usaba prótesis, pero era tan pesada y complicada de poner, debía de colocar antes un brasier y así sucesivamente, hasta que opté por no usarla. Con las pelucas fue igual, era tan caliente y tan molesta que también decidí a no utilizarla más”, confiesa.

Su esposo, —quien la acompañó a la entrevista—, nos comenta que después de un matrimonio de ocho años, el cáncer de mama es una etapa más que han sobrellevado.

Cecilia recibió su última quimioterapia hace cinco meses, a veces siente mareos, misma consecuencia del tratamiento en el cerebelo, y, dentro de poco tiempo se someterá a un nuevo estudio con el mismo centro médico para determinar que le está ocurriendo.

  • Leiden Cáceres
  • 41 años
  • Mastectomia completa en uno de los senos.
aaaas

“Para mí, la cicatriz de la mastectomía es una señal de vida y de lucha”.
Leiden Cáceres.

Difícil percibir que Leiden es otra gran historia de la belleza detrás de la mastectomía. Su notable sonrisa, unas coquetas pestañas y una personalidad tan única hacen muchas veces, vago el recuerdo del cáncer de mama que ha afectado a su familia.

“Mi abuela murió de cáncer de útero, mi mamá de seno, por lo que en el fondo estaba un poco consciente del riesgo”, explica.

Con dos años de la muerte de su madre y ella con 34 años, sintió una bolita en uno de sus senos, al inició pensó que eran cuestiones de la menstruación, pero al recordar los casos familiares, recurrió a la mastóloga (especialista en estudios de las glándulas mamarias) y luego de una ultrasonografía que no daba mayores detalles, se sometió a una mastectomía que tampoco aclaraba muchas dudas. La tercera prueba, la biopsia le arrojo un caso positivo de cáncer.

“Al toro por los cuernos”, dijo. “Tomé la noticia y fuerzas que solo mi madre me había enseñado. A ella, le habían pronosticado dos años de vida y vivió once. Así que yo tenía que dar la batalla también. Tenía mi hija pequeña, un esposo al pie del cañón y las ganas de vivir”, afirma.

Con la ventaja de contar con un seguro médico privado, a Leiden le dijeron que había que quitar la mama dañada. “Y lo hice. No quería pasar lo que había pasado mi madre, que por querer conservar sus senos tuvo que luchar con cáncer en ganglios, huesos, cerebro…”.

“Que se vaya”, dije. “Al final es un pedazo de carne que no me hace más ni me hace menos, habían muchas cosas más importantes en esta vida que eso”, recuerda que pensó.

La quimioterapia, recuerda que fue una de las cosas más dolorosas. Y ver a su hija de siete años (que anteriormente había visto morir a su abuela), preguntándole si ella moriría también.

“Es una parte dolorosa. Es algo que no se le desea a nadie”, explica.

Luego de la mastectomía, Leiden, al igual que Cecilia tampoco quiso reconstruirse el seno. ¿Por qué?

“Para mí, esa cicatriz es una señal de vida, de lucha”, dice muy segura.

Esa misma seguridad la caracteriza al contarnos que a sus 35 años para prevenir el cáncer uterino, se sometió a una cirugía para remover úteros y ovarios.

“Lo importante es que seguimos luchando y lo que haya que quitarse, se quita”, finaliza.

Tres espectaculares mujeres, tres grandes sonrisas, tres miradas llenas de ilusión y sobretodo tres historias que revelan la vida detrás de una mastectomía.

Tres espectaculares mujeres, tres grandes sonrisas, tres miradas llenas de ilusión y sobretodo tres historias que revelan la vida detrás de una mastectomía.

Galería de fotos aquí.

Para mayor información de la sesión de fotos ingrese a www.districtmag.co

Créditos:



RECOMENDACIÓN DE LA REDACCIÓN





Opina y Comenta

VIDASANA abre este espacio de opiniones para que se pueda debatir, construir ideas y fomentar la reflexión. Por eso, pedimos que se evite hacer uso de ataques ofensivos, que incluyan malas palabras, de lo contrario nos reservamos el derecho de publicación.

Recuerde que este es un medio que está para generar opinión constructiva.

Deja un comentario